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martes, enero 03, 2006

 

Tomad y fumad todos de él

Jesus: Porque este es el tabaco que quita la vida, que ennegrece los pulmones, que encharca tus ilusiones, el cigarrito de después, el del cafelito, el de la victoria, el de los nervios con tu equipo, el del cubata con los amigos...
Tabernero: Perdone señor Dios pero aqui no se puede fumar.
Jesus: ¡Oiga no me toque las sagradas pelotas o conocerá la colera de Dios!.
Tabernero: Mira no te me pongas chulo o me cago en la puta paloma que te concibio, este es mi local, es un local familiar y no se fuma y ¡punto!.
Jesus: Señor, señor... porque me has abandonado a las huestes barbaras pseudoidiotas.
Tabernero: Mira que me llamo a la guardia civil romana, a mi no me vacilas que tu no sabes quien soy yo.
Jesus: Si que se quien eres, yo lo se todo, se que pegas mocos debajo de la mesa de la cocina cuando nadie te ve, se que hechas agua al vino y... mira que fumo o te convierto el vino en agua.
Tabernero: ¡Guardia, guardia, a mi la guardia pretorianaaaaaaaa!.

Pedro: Maestro no le hagais caso, es un tontaina, además el pan es de ayer.
Jesus: Bueno discipulos, nos vamos al huerto de los olivos que ahí si que dejan fumar pero tendremos que dejarnos aquí el vino, eso es botellón.

Y así fue como el sagrado rito cristiano de la eucaristía llego a nosotros, teniendo que beber el vino sagrado en el templo y fumar el cigarrito sagrado fuera de el.

Colorín colorado el ducados se ha acabado.

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