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viernes, agosto 17, 2007

 

Un café bien vale una amistad

- Buenos días, un café solo, corto, con sacarina, por favor.

No era el lugar mas alegre del mundo para tomar un café mañanero antes de entrar a trabajar, pero era el único disponible, dadas las fechas, mediados de agosto. El lugar: un tanatorio.
A un lado una triste señora de negro junto a una joven atractiva de ojos vacíos, al otro un señor barbudo con el pelo totalmente blanco. El señor me mira y sonríe, eso me tranquiliza un poco dado el mal cuerpo que me hace estar allí.

- Dime muchacho, ¿a quien has perdido?.
- Oh, vaya, a nadie, trabajo aquí al lado y vine a tomar café.
- Ja, bonito lugar para tomar café no es.
- Ya... es que está todo cerrado.
- Bueno, tal vez puedas consolar a esa muchacha tan guapa de allí.
- No estaría mal, no estaría nada mal. Y dígame, ¿a quien ha perdido usted?.
- He perdido a mi media naranja.
- Lo siento... es extraño, perdone pero le veo tan contento, disculpe mi curiosidad.
- No te preocupes, claro que estoy triste pero lo he dejado todo arreglado. ¿Tu tienes novia o algo así?.
- Algo así.
- Pues aprovecha cada segundo que pases, que nunca se sabe si puede torcerse la cosa o ir al hoyo.
- Es un buen consejo. Camarero, ¿me cobra por favor?. No le cobre a este señor.
- Dile que la amo.
- ¿Como?.

¿Que señor?- me dice el camarero. Me giro y el viejo cachondo se ha esfumado como alma que lleva el diablo, visto y no visto. Me decido a marcharme y por alguna extraña razón entro paseando en la zona donde se vela a los muertos, poca actividad hoy, pienso, solo un cliente. Veo a la señora y la muchacha de la cafetería, me acerco y entro lentamente, miro dentro del féretro... ¡EL VIEJO DE LA CAFETERÍA!, joder que susto, se me sale el corazón por la boca, debo estar mas pálido que el muerto porque la señora se me queda mirando fijamente.

- Señora -digo con un nudo en la garganta- le... le acompaño en el sentimiento, ¿quien es el fallecido?.
- Era mi marido.

La miro a los ojos, tiene los ojos terriblemente cansados de vete a saber cuantos días de pesado sufrimiento y dolor. La agarro de los brazos.
- Sepa usted que él la amaba
- Lo se hijo, gracias.
Me sonríe con lagrimas en los ojos, yo no puedo evitar llorar también, como si un viejo amigo acabara de morir.

PD: inspirada por hechos irreales y una grata conversación con José María Bellota, gracias.

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Comments:
Es una historia preciosa, y se me han puesto los pelos de punta!

Muchas gracias.
 
De eso se trataba, de asustar un poquito y emocionar al mismo tiempo.

:D
 
Espero que sea la última vez que le vea usar frases enteras en mayúsculas en una historia. Por lo demás, me ha gustado, es muy tierna.
 
NO VOLVERÉ A GRITAR SR. GORZAS, PROMETIDO, DE VERDAD DE LA BUENA QUE NO PIENSO ABUSAR DE LAS MAYUSCULAS NI DE LOS SIGNOS DE ADMIRACIÓN!!!!!!!
 
No me creo ná. Ni falta que hace. Lo sé. Así que nada. Cada cual que aprenda su juego.

Saludos
 
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