domingo, marzo 23, 2008
Mis 11 hermanos amados
Gracias Dios mío.
Después de una ceremonia muy larga y muy mágica en que pasamos todos juntos de la oscuridad a la Luz, entre fuego, cantos, humor y amor, salgo a correr entre los árboles, corro, corro y corro extasiado hasta caer al suelo, tiemblo ante lo ocurrido y en la negrura de la noche engullido por la naturaleza, algo renace dentro de mi, algo que creía olvidado hace tiempo, cuando años atrás mire a los ojos de todas las cosas, a los ojos de Dios, cuando tuve el enorme privilegio, que no merezco, de ser tocado, de ser bendecido durante unos instantes por la sabiduría suprema, por el amor supremo. Luego aquellos que apenas tienen me ofrecen su alma, en forma de chocolate, amor, bizcochos, risas, más amor y más risas de las que puedo digerir hasta que me duele todo de mística felicidad. Da, da, da... os quiero, no, os AMO.
Gracias mis 11 hermanos amados, que Dios os bendiga.
Después de una ceremonia muy larga y muy mágica en que pasamos todos juntos de la oscuridad a la Luz, entre fuego, cantos, humor y amor, salgo a correr entre los árboles, corro, corro y corro extasiado hasta caer al suelo, tiemblo ante lo ocurrido y en la negrura de la noche engullido por la naturaleza, algo renace dentro de mi, algo que creía olvidado hace tiempo, cuando años atrás mire a los ojos de todas las cosas, a los ojos de Dios, cuando tuve el enorme privilegio, que no merezco, de ser tocado, de ser bendecido durante unos instantes por la sabiduría suprema, por el amor supremo. Luego aquellos que apenas tienen me ofrecen su alma, en forma de chocolate, amor, bizcochos, risas, más amor y más risas de las que puedo digerir hasta que me duele todo de mística felicidad. Da, da, da... os quiero, no, os AMO.
Gracias mis 11 hermanos amados, que Dios os bendiga.
Etiquetas: amor, Dios, luz, monasterio, pascua